La utopía electrónica

Eliminar las desigualdades, generar riquezas infinitas o permitir una democracia más participativa son algunas de las promesas que Internet supone para un creciente grupo de usuarios de esta «milagrosa» red de ordenadores. Estos hippies de los noventa alucinan colectivamente cada vez que, frente a la pantalla de un ordenador, creen transformarse en dioses con poder para erradicar las guerras, la polución o la ignorancia.


“Vamos a asistir a la primera oportunidad real del individuo para expresarse sin traba alguna ante el mundo entero. Es la más auténtica, inmediata y amplia democracia”, explica exultante Alberto Vicenti, un abogado madrileño embarcado en una incansable batalla para lograr que el Boletín Oficial del Estado se publique de forma gratuita en Internet.

Vicenti, que aboga por un cambio radical de lo que él califica como “anticuadas estructuras jurídicas”, pertenece a una nueva generación de profesionales educada frente a un ordenador y que intercambia diariamente ideas con gente de todo el mundo a través del correo electrónico. “La red es incontrolable, tiene vida propia”, añade cuando se le pregunta sobre la posibilidad de que los gobiernos regulen Internet.

Cibernautas como Vicenti han abrazado una cultura supuestamente universal, denominada “hackish” -de hackers- en inglés, y que promueve una especie de anarquismo y una libertad absoluta de expresión, que incluye desde la pornografía más bestial hasta los Gora ETA electrónicos. La Arcadia de pensamientos que pretenden crear y que han bautizado como Ciberespacio permitirá, según los creyentes en esta fe basada en la tecnología, encontrar soluciones a todos los problemas que se plantean en el mundo sin necesidad de recurrir a los gobiernos.

“La red ha robado su poder a los gobiernos y hay que crear nuevas reglas para regir el territorio comanche, el Ciberespacio. Somos ciudadanos digitales”, dice José Angel Martos, director de la revista Web, para explicar esta nueva ideología basada en los ordenadores y que él denomina “ciberlibertarismo”.

A falta de leyes y con el fin de defenderse de esos Estados que «pretenden controlar Internet», los ciberlibertarios han creado todo un armamento formado por programas informáticos que codifican sus mensajes electrónicos para que ni siquiera la policía pueda acceder a ellos. El gobierno norteamericano ha prohibido la comercialización en el extranjero de algunos de estos programas “de encriptación” para evitar que sean utilizados por mafias y grupos terroristas.

John Barlow, un ex-rockero hippy reconvertido a la causa de la libertad de expresión en Internet, ha concentrado estas ideas en su “Declaración de Independencia del Ciberespacio”, uno de cuyos párrafos reza: “Yo vengo del Ciberespacio, la nueva morada de la mente humana y, en nombre del futuro, os demando a las gentes del pasado -los gobiernos del mundo- que nos dejéis en paz”.

Con el fin de organizar a los internautas en su combate contra los intentos estatales de regular la red, Barlow fundó hace algunos años la Fundación de la Frontera Electrónica (EFF), asimilando la conquista del Oeste americano -la frontera de los cowboys- con la de un Ciberespacio que sólo pertenece a los que se aventuran a explorarlo.

La hermana española de la EFF, Fronteras Electrónicas Españolas (FrEE, siglas que en inglés significan “libre”), una pequeña asociación cuyos miembros se concentran principalmente en Cataluña y el País Vasco, también describe Internet en términos utópicos: “Una aldea global que permitirá crear un mundo mejor, más unido, solidario, justo y plural que el creado por los gobiernos de la Tierra”.

NEOLIBERALES
Este pensamiento anti-estatal ha derivado en Estados Unidos en una exaltación de las corrientes políticas neoliberales por parte de un sinfín de asociaciones creadas al amparo de Internet. Publicaciones de papel como la norteamericana Forbes y la británica The Economist también han abrazado este neoliberalismo basado en la tecnología y en el que se mezclan ideas tan dispares como la liberalización de las drogas y la eliminación de los impuestos, ante la imposibilidad de controlar los flujos de bienes y dinero electrónicos.

Sin ir más lejos, The Economist abrió recientemente una de sus ediciones con una portada en la que pedía a los gobiernos de todo el mundo que “quiten sus manos de Internet” ya que la red va a permitir, a juicio de esta revista, crear “un mercado perfecto”. Sobre el papel, una red mundial de ordenadores como Internet permitirá crear un mercado en el que compradores y vendedores de cualquier producto se encuentren sin ningún tipo de traba y realicen todo tipo de transacciones comerciales, incluso con dinero digital no emitido por el banco central de ningún país. “Internet es ya el mercado más emergente del mundo”, anuncia un convencido José Angel Martos.

Algunos expertos, influidos por esta euforia electrónica, hablan incluso de un cambio total de los parámetros económicos que hasta ahora han regido el mundo. En su opinión, palabras como inflación, política económica, aranceles o proteccionismo acabarán desapareciendo de los diccionarios, al eliminarse las fronteras y los incrementos de precio como consecuencia del progreso tecnológico y de una mayor competencia entre las empresas.

En España, quien mejor expresa estas teorías es Pedro Schwartz, presidente de Fundesco, una fundación de Telefónica, y apóstol del liberalismo en este país. “Internet va a ser un inmenso mercado libre, instantáneo y universal donde no van a funcionar las trabas y los corsés, como el proteccionismo o los horarios comerciales”, explica Schwartz para convencer de la bondad de la red.

Ese “mundo feliz” económico del que hablan tanto Schwartz como el republicano Newt Gingrich ha empezado a recibir adhesiones entre los políticos españoles. Miguel Angel Fernández Ordóñez, ex-presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, se refirió recientemente a la posibilidad de comprar libros a través de Internet en tiendas de Estados Unidos como un arma de los ciudadanos para acabar con el monopolio de los empresarios del sector, los libreros, que no permiten que los hipermercados ofrezcan descuentos superiores al 10 por ciento.

El mismísimo presidente del Gobierno ha hecho sus pinitos en esta política ciberlibertaria. “Quiero que mis palabras sean de aprecio a lo que significa el cauce de libertad que Internet ha abierto a todos”, dijo Aznar durante su discurso de apertura del Congreso de Usuarios de Internet e Infovía en febrero.

TECNOIZQUIERDISMO
No todos están de acuerdo con esta visión fundamentalmente neo-liberal de los habitantes del Ciberespacio. Sin ir más lejos, la Comisión Europea, aferrada a la defensa del estado de bienestar, estudia cómo controlar el comercio electrónico con la introducción de nuevas leyes e impuestos. En el lado opuesto, el Gobierno de Estados Unidos se ha hecho eco de las demandas ciberlibertarias de su población y ha decidido no tasar el uso de Internet como si se tratara del duty free de un aeropuerto.

“El problema es que se asimila demasiado el pensamiento americano, profundamente anti-estatal, a toda la red”, argumenta David Casacuberta, profesor de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona y presidente de FrEE. La asociación que preside Casacuberta prefiere ver Internet, también en términos utópicos, como un paso más hacia la democratización de la sociedad.

FrEE abraza la ideología que algunos califican ya como “tecnosocialismo” y que se caracteriza por una defensa del papel de los gobiernos en Internet, aunque limitado al control de las concentraciones de medios de comunicación y tecnologías y la creación de redes públicas de telecomunicaciones que permitan un acceso universal. El punto de mira de esta ideología está tanto en el semi-monopolio de Microsoft, el gigante informático de Bill Gates, como en los grupos de hackers que se dedican a atacar con “bombas de correo electrónico” las webs de grupos de gays o de radicales.

En opinión del profesor catalán, Internet permite que los pequeños grupos de activistas sociales con escasos medios económicos puedan fácilmente dar a conocer sus propuestas. Quizás por ello, FrEE fue una de las asociaciones que más claramente protestó contra el ataque que sufrieron las páginas web que un grupo de simpatizantes del MLNV había colocado en un ordenador de California.

“Se ha atentado contra el derecho de todos los internautas para conocer otros puntos de vista”, manifestó esta asociación en un comunicado distribuido a través de Internet. Pese a que esta libertad de expresión tan extrema, que defiende tanto la presencia de páginas web de terroristas como de amantes de la pornografía, produce vértigo a muchas personas, lo cierto es que, si se escucha a los internautas, la sociedad parece abocada a un futuro en el que el control de lo que se lee empieza y termina en el ordenador de cada cual.

Como dice Vicenti, “Internet ofrece millones de opciones que ninguna otra forma de comunicación ofrece, con lo que el espectador tiene control absoluto sobre la información”. El resultado será, en opinión de Javier Echevarría, sociólogo y uno de los escasos gurús españoles de la sociedad de la información, una Internet en la que “coexistirán numerosas culturas” y que “superará a cualquier metrópolis desde el punto de vista del mestizaje y del multiculturalismo”.

GRUPOS DE INTERNAUTAS QUE DEFIENDEN IDEOLOGIAS DE CIBERDERECHA O CIBERIZQUIERDA:

CIBERDERECHA
-Fundación de las Fronteras Electrónicas (EFF, http://www.eff.org), una asociación de internautas norteamericanos que aboga por el anarquismo en la red
-Bionomics (http://www.bionomics.org), una asociación que defiende un cambio económico para la Edad de la Información
-El Centro para el Pensamiento Independiente (http://www.laissezfaire.org/cit.html), que recoge documentación en favor del liberalismo económico
-Reason (http://www.reasonmag.com), una revista mensual norteamericana considerada la Biblia del neoliberalismo por su defensa de la libertad intelectual y de mercado
-La Fundación para el Progreso y la Libertad (http://www.pff.org), vinculada al Partido Republicano de EE.UU. Esta entidad ha promovido la creación de una Carta Magna para la Edad del Conocimiento, una especie de Constitución del Ciberespacio.
-El Centro para la Democracia y la Tecnología (http://www.cdt.org) defiende las libertades civiles con el uso de las nuevas tecnologías
-Freak Nation (http://www.cyberramp.net/~elibloc/logo.html), una asociación que pretende crear un nuevo Estado en el que existan todas las libertades imaginables y nadie tenga propiedad sobre la información, la propiedad intelectual
-La Sociedad del Comercio Digital (http://www.shipwright.com/bsdc.htm), con sede en Boston, promueve el uso del dinero electrónico como mecanismo para debilitar a las instituciones públicas

CIBERIZQUIERDA
-Fronteras Electrónicas Españolas (http://www.las.es/free), una asociación que promueve una mayor democratización de la sociedad mediante el uso de Internet
-Derechos Human Rights (http://www.derechos.org), una asociación con sede en Estados Unidos que condena en Internet las violaciones de derechos humanos en América Latina.
-Xs4all (http://www.xs4all.nl), cuyo nombre deriva de la abreviatura inglesa de «Acceso para todos». Es una asociación holandesa fundada por antiguos hackers y okupas que defienden la presencia en Internet de grupos minoritarios y el libre acceso a Internet de todo el mundo. Acoge los webs en los que se pueden ver el vídeo de la Alternativa Democrática de ETA y el periódico Euskadi Información, que sustituye a Egin.
-Punto Libre (http://www.knooppunt.be), una asociación flamenca que acoge webs de grupos minoritarios y participa en proyectos para extender el uso de Internet entre la población. Acogió las páginas web de Euskadi Information, una asociación próxima al MLNV, después de que la empresa suiza que las había puesto en Internet se echara atrás al haber recibido un bombardeo electrónico desde la Universidad de Valladolid
-Net Action (http://www.netaction.org), una entidad de San Francisco que pretende “reinventar la cultura democrática” a través de las redes telemáticas
-Eusnet (http://www.eusnet.org), una asociación con sede en Pamplona que facilita el acceso a Internet de ONG’s y entidades que promueven el uso del euskera

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